martes, 18 de junio de 2013

Bésame Mucho

Bueno hoy un poquito tarde me he puesto a escribir pero como se dice "mejor tarde que nunca".Antes de irme a la playa le comente a Itaxo la mami de Peio que tenia ganas de comprarme el libro "Bésame Mucho" de Carlos Gonzales por que habia encontrado en internet muchos comentarios buenos de este libro y como caido del cielo me dice que lo tiene y que me lo presta para leer.
Tengo que admitir que luego de leer bastante del libro pero todabia sin terminar he quedado encantada dios ,que aliviada me he queado , se que no hay un manual de como ser madre y que cada niño es un mundo pero es bueno que un libro te muestre o mejor dicho te demuestre que muchas de las cosas que hacemos por amor a nuestros bebes estan bien y no somos las unicas en hacerlo.
Me ha encantado y se leer rapidisimo ya que cada pagina te da mas ganas de seguir, lo super recomiendo si todabia no lo han leido pero creo que este libro tiene un publico muy amplio ya que es un libro en defensa de los derechos de los niños.
Porque lo que mas importa es el amor que le damos dia a dia a nuestros peques y si es por eso sere una buena madre por que mi Luca es la luz de mis ojos.
Os dejo un pedacito de una parte que me gusto hay miles pero solo pondre este,para mas leer el libro.
 
El bebé se puso a llorar, y la madre intentó calmarlo
moviendo el cochecito adelante y atrás. Cada vez los llantos
eran más desesperados, y los paseos de la madre más frenéti-
cos. Cuando un niño llora con todas sus fuerzas, los minutos
parecen horas. «¿Qué hace? —pensé—. ¿Por qué no lo saca
del coche y lo toma en brazos?» Esperé y esperé, pero la
madre no hacía nada. Finalmente, aunque nunca he sido ami-
go de dar consejos no solicitados, me decidí a lanzar una indi-
recta lo más suave que pude:
—¡Pero qué enfadado está este niño! Parece que quiere
brazos...
Y entonces, como movida por un resorte, la madre se aba-
lanzó a sacar del coche a su hijo (que se calmó al instante) y
explicó:
—Es que como dicen los pediatras que no es bueno coger-
los...
¡No se atrevía a tomar a su hijo en brazos porque había
un pediatra delante! Aquel día comprendí cuánto poder tene-
mos los médicos y cuántas presiones y temores deben sopor-
tar cada día las madres.
Esa misma explicación, «le cogería en brazos, pero como
dicen que se mal acostumbran... », la he oído docenas de veces
en circunstancias menos dramáticas. Todas las madres sienten
el deseo de consolar a su hijo que llora, y sólo una fuerte
presión y un completo «lavado de cerebro» puede convencer-
las de lo contrario. En cambio, nunca he visto el caso opues-
to: una madre que espontáneamente prefiera dejar llorar a su
hijo, pero lo tome en brazos por obligación («le dejaría llo-
rar, pero como dicen que eso les provoca un trauma... »).


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